Los almogávares
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Los almogávares
UNA DE ALMOGÁVARES:
De ese centenario se ha hablado poco, pues nadie puede hacerse fotos a su costa. Hace setecientos años justos, además de salvar el imperio bizantino del avance turco, los almogávares arrasaron Grecia. Fue un episodio sólo comparable a la conquista de América por bandas de aventureros sin nada que perder salvo el pellejo –que se cotizaba a la baja– y con todo por ganar si salían vivos. Pero en esta España donde los libros escolares no los determina la memoria, sino el pesebre donde trinca tanto sinvergüenza periférico y central, esas historias han sido eliminadas, o manipuladas en beneficio de los golfos que organizan el negocio en plazos de cuatro años: los que van de una urna a otra. El resto importa un carajo. De los almogávares, como de lo demás, no se acuerda casi nadie. Eran políticamente incorrectos.
Madrugando el siglo XIV, el emperador de Bizancio pidió ayuda para frenar el avance de los turcos, y la corona de Aragón envió sus temibles Compañías Catalanas. Lo hizo para quitárselas de encima. Estaban integradas por almogávares: mercenarios endurecidos en las guerras de la Reconquista y en el sur de Italia. Sus oficiales, de mayoría catalana, eran también aragoneses, navarros, valencianos y mallorquines. En cuanto a la tropa, el núcleo principal procedía de las montañas de Aragón y Cataluña; pero las relaciones mencionan apellidos de Granada, Navarra, Asturias y Galicia. Feroces y rápidos, armados con equipo ligero, combatían a pie en orden abierto, con extrema crueldad, y entraban en combate bajo la señera cuatribarrada de Aragón. Sus gritos de guerra eran Aragón, Aragón, y el terrible, legendario, Desperta, ferro.
La historia es larga, tremenda, difícil de resumir. Seis mil quinientos almogávares recién desembarcados en Grecia destrozaron a fuerzas turcas muy superiores, matando en la primera batalla a trece mil enemigos, sin dejar con vida –eran tiempos ajenos al talante, al buen rollito y al diálogo entre civilizaciones– a ningún varón mayor de diez años. En la segunda vuelta, de veinte mil turcos sólo escaparon mil quinientos. Y, tras escaramuzas menores, en una tercera escabechina los almogávares se cepillaron a dieciocho mil más. Eran letales como guadañas. Además, entre batalla y batalla –españoles a fin de cuentas– pasaban el rato apuñalándose entre sí por disputas internas, o despachando a terceros en plan chulito, como los tres mil genoveses a los que por un quítame allá esas pajas acuchillaron en Constantinopla, durante una especie de botellón que terminó como el rosario de la aurora.
A esas alturas, claro, el emperador Andrónico II se preguntaba, con los huevos por corbata, si había hecho bien contratando a semejantes bestias. Así que su hijo Miguel invitó a cenar a Roger de Flor, que era el jefe, y a los postres hizo que mercenarios alanos los degollaran a él y a un centenar largo de oficiales. Fue el 4 de abril de 1305. Después de aquello los griegos creyeron que la tropa almogávar, sin jefes, pediría cuartel. Pero eso era desconocer al personal. Cuando apareció el inmenso ejército bizantino para someterlos, aquellos matarifes oyeron misa y comulgaron. Luego gritaron: Desperta ferro, Aragón, Aragón, y se lanzaron contra el enemigo, pasándose por la piedra a veintiséis mil bizantinos en un abrir y cerrar de ojos. Lo cuenta Ramón Muntaner, que estuvo allí: no se alzaba mano para herir que no diera en carne.
No quedó sólo en eso. Enterados los almogávares de que nueve mil mercenarios alanos –los que aliñaron a Roger de Flor– volvían a su tierra licenciados y con familia, les salieron al paso, hicieron picadillo a ocho mil setecientos y se quedaron con sus mujeres. Después, durante una larga temporada y pese a estar rodeados de enemigos, se pasearon por Grecia saqueando y arrasando, por la patilla, cuanto se les puso por delante. Fue la famosa venganza catalana. Y cuando no quedó nada por robar o quemar, fundaron los ducados de Atenas y Neopatría: estados catalano-aragoneses leales al rey de Aragón, que aguantaron durante tres generaciones hasta que con el tiempo, el sedentarismo y el confort, se fueron amariconando –hijo caballero, nieto pordiosero– y quedaron engullidos, como el resto de Grecia, por la creciente marea turca que había de culminar con la caída de Constantinopla.
Y ésa, colorín colorado, es la historia de los almogávares. Admitan que es una buena historia. Vive Dios.
de Pérez Reverte
más información:
www.almogavares.net
De ese centenario se ha hablado poco, pues nadie puede hacerse fotos a su costa. Hace setecientos años justos, además de salvar el imperio bizantino del avance turco, los almogávares arrasaron Grecia. Fue un episodio sólo comparable a la conquista de América por bandas de aventureros sin nada que perder salvo el pellejo –que se cotizaba a la baja– y con todo por ganar si salían vivos. Pero en esta España donde los libros escolares no los determina la memoria, sino el pesebre donde trinca tanto sinvergüenza periférico y central, esas historias han sido eliminadas, o manipuladas en beneficio de los golfos que organizan el negocio en plazos de cuatro años: los que van de una urna a otra. El resto importa un carajo. De los almogávares, como de lo demás, no se acuerda casi nadie. Eran políticamente incorrectos.
Madrugando el siglo XIV, el emperador de Bizancio pidió ayuda para frenar el avance de los turcos, y la corona de Aragón envió sus temibles Compañías Catalanas. Lo hizo para quitárselas de encima. Estaban integradas por almogávares: mercenarios endurecidos en las guerras de la Reconquista y en el sur de Italia. Sus oficiales, de mayoría catalana, eran también aragoneses, navarros, valencianos y mallorquines. En cuanto a la tropa, el núcleo principal procedía de las montañas de Aragón y Cataluña; pero las relaciones mencionan apellidos de Granada, Navarra, Asturias y Galicia. Feroces y rápidos, armados con equipo ligero, combatían a pie en orden abierto, con extrema crueldad, y entraban en combate bajo la señera cuatribarrada de Aragón. Sus gritos de guerra eran Aragón, Aragón, y el terrible, legendario, Desperta, ferro.
La historia es larga, tremenda, difícil de resumir. Seis mil quinientos almogávares recién desembarcados en Grecia destrozaron a fuerzas turcas muy superiores, matando en la primera batalla a trece mil enemigos, sin dejar con vida –eran tiempos ajenos al talante, al buen rollito y al diálogo entre civilizaciones– a ningún varón mayor de diez años. En la segunda vuelta, de veinte mil turcos sólo escaparon mil quinientos. Y, tras escaramuzas menores, en una tercera escabechina los almogávares se cepillaron a dieciocho mil más. Eran letales como guadañas. Además, entre batalla y batalla –españoles a fin de cuentas– pasaban el rato apuñalándose entre sí por disputas internas, o despachando a terceros en plan chulito, como los tres mil genoveses a los que por un quítame allá esas pajas acuchillaron en Constantinopla, durante una especie de botellón que terminó como el rosario de la aurora.
A esas alturas, claro, el emperador Andrónico II se preguntaba, con los huevos por corbata, si había hecho bien contratando a semejantes bestias. Así que su hijo Miguel invitó a cenar a Roger de Flor, que era el jefe, y a los postres hizo que mercenarios alanos los degollaran a él y a un centenar largo de oficiales. Fue el 4 de abril de 1305. Después de aquello los griegos creyeron que la tropa almogávar, sin jefes, pediría cuartel. Pero eso era desconocer al personal. Cuando apareció el inmenso ejército bizantino para someterlos, aquellos matarifes oyeron misa y comulgaron. Luego gritaron: Desperta ferro, Aragón, Aragón, y se lanzaron contra el enemigo, pasándose por la piedra a veintiséis mil bizantinos en un abrir y cerrar de ojos. Lo cuenta Ramón Muntaner, que estuvo allí: no se alzaba mano para herir que no diera en carne.
No quedó sólo en eso. Enterados los almogávares de que nueve mil mercenarios alanos –los que aliñaron a Roger de Flor– volvían a su tierra licenciados y con familia, les salieron al paso, hicieron picadillo a ocho mil setecientos y se quedaron con sus mujeres. Después, durante una larga temporada y pese a estar rodeados de enemigos, se pasearon por Grecia saqueando y arrasando, por la patilla, cuanto se les puso por delante. Fue la famosa venganza catalana. Y cuando no quedó nada por robar o quemar, fundaron los ducados de Atenas y Neopatría: estados catalano-aragoneses leales al rey de Aragón, que aguantaron durante tres generaciones hasta que con el tiempo, el sedentarismo y el confort, se fueron amariconando –hijo caballero, nieto pordiosero– y quedaron engullidos, como el resto de Grecia, por la creciente marea turca que había de culminar con la caída de Constantinopla.
Y ésa, colorín colorado, es la historia de los almogávares. Admitan que es una buena historia. Vive Dios.
de Pérez Reverte
más información:
www.almogavares.net
Re: Los almogávares
La gesta Almogavar es impresionante y apasionante, no se porque son tan poco conocidos, por lo general se encuentra poca literatura de ellos, pero en fin, como dicen, el que busca encuentra.
muy buena pagina sobre almogavares, y Perez Reverte, un genio de la novela historica, sus libros: El Husar, El vuelo del aguila, Trafalgar, o los del Capitan Alatriste, son maravillosos.
saludos.
muy buena pagina sobre almogavares, y Perez Reverte, un genio de la novela historica, sus libros: El Husar, El vuelo del aguila, Trafalgar, o los del Capitan Alatriste, son maravillosos.
saludos.
Re: Los almogávares
Diferentes tipos de almogávares
arquero
ballestero
cuchilleros
hondero
azconero
Más información:
http://lapromesadelalmogavar.blogspot.com/
arquero
ballestero
cuchilleros
hondero
azconero
Más información:
http://lapromesadelalmogavar.blogspot.com/
Re: Los almogávares
Muy buen aporte Berenguer, los almogávares eran duros combatientes de las mas rusticas cumbres pirenaicas, vestidos con pieles de animales salvajes, vestigios de antiguos ritos paganos; infantes expertos combatian de manera impetuosa pero al mismo tiempo inteligente y aprovechando las posibilidades del terreno. Luego de una primer carga con las azconas (jabalinas) arremetian ferozmente con sus "colltells" (especie de cuchillo de carnicero, no muy largo, muy grueso y de punta aguda) al grito de: "Desperte Ferro" y "Arago Arago"; en todo el siglo XII y XIII no hubo quien pudiera resistirlos. La mejor infanteria de todos los tiempos.
Saludos amigos.
Saludos amigos.
Re: Los almogávares
La verdad que ni los conocia, de donde puedo sacar informacion???
nos vemos
nos vemos
AUBER- Aventurero
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Cantidad de envíos : 12
Fecha de inscripción : 08/04/2008
Re: Los almogávares
Supongo que cuando los españoles o demás pueblos latinos gobiernen el mundo como lo hacen actualmente los anglosajones-israelitas, solo entonces serán conocidos sus heroes.
Muy buena historia esa de los almogavares de los cuales yo tambien desconocia.
Saludos amigos.
Muy buena historia esa de los almogavares de los cuales yo tambien desconocia.
Saludos amigos.
Trailero- Legion de honor
-
Cantidad de envíos : 58
Localización : Planeta Tierra
Fecha de inscripción : 10/04/2008
Re: Los almogávares
Es cierto Trailero, es increible como nos abruman con sus mentiras y sus estupideces, todo los que nos quieren hacer creer, nos lo imponen por los medios "nocivos" de comunicacion. Pero como dice Ud. todo eso algun dia va a cambiar.
saludos a todos.
saludos a todos.
Re: Los almogávares
Saludos a todos.
Auber, puedes sacar informción de esta web
http://www.almogavares.net
son un grupo de recreación histórica
De paso aprovecho para presentaros la última publicación sobre almogávares que se ha hecho en España
Es de la editorial Almena, de Rubén Sáez
Auber, puedes sacar informción de esta web
http://www.almogavares.net
son un grupo de recreación histórica
De paso aprovecho para presentaros la última publicación sobre almogávares que se ha hecho en España
Es de la editorial Almena, de Rubén Sáez
Re: Los almogávares
Hola Berenguer, saludos amigo.
¡Que buen libro!, al menos por lo que se aprecia por la tapa, esperemos que llegue a Argentina; consegui uno de Pilar de Lusarreta, se llama La gesta de Roger de Flor, si no lo leiste te lo recomiendo, es bastante bueno, es viejito, lo consegui en una libreria de usados, pero vale la pena.
Saludos a todos y Desperta Ferro!!
¡Que buen libro!, al menos por lo que se aprecia por la tapa, esperemos que llegue a Argentina; consegui uno de Pilar de Lusarreta, se llama La gesta de Roger de Flor, si no lo leiste te lo recomiendo, es bastante bueno, es viejito, lo consegui en una libreria de usados, pero vale la pena.
Saludos a todos y Desperta Ferro!!
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