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Berlín 1945, la última batalla

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Mensaje por Admin Miér Abr 30, 2008 10:56 am

El comienzo del fin
Adolf Hitler ha decidido quedarse en Berlín para compartir la suerte de su pueblo y combatientes, quienes en un desesperado intento tratan de evitar el cerco final de la ciudad. El último baluarte del Reich.

El 20 de abril, fecha del cumpleaños del Führer, Joseph Goebbels comunica al pueblo aleman en su último discurso: "Si la historia puede escribir que el pueblo de este país jamas ha abandonado a su jefe y que éste jamas ha abandonado a su pueblo, esto será la Victoria".

Heinrich Himmler, obedeciendo ordenes, abandona Berlín, para dirigirse al norte de Alemania, pero pide a su batallon de escolta, el "Begleit-Bataillon", integrado por veteranos combatientes de la Waffen SS, dirigirse a la capital del Reich para librar lo que será el último combate.

Los ejércitos de Koniev y de Zhukov se juntan al Oeste de la Ciudad y el 23 de abril de 1945, soviéticos y americanos se han encontrado en el Elba. El mismo día, llega a Neustrelitz, un telegrama de la Cancillería, para que el General de Brigada Krukenberg tome el mando de la 11 División Nordland con asiento en Berlín. En Neustrelitz, estan los últimos sobrevivientes de la División Charlemagne, al mando de este General.

El Haupsturmführer Henri F. enterado del telegrama, salta emocionado por la orden recibida. Krukenberg ha constatado el valor de los franceses en Pomerania y sabe que estos combatientes estan entre los mejores de la Waffen SS. Franceses, últimos defensores del Bunker del Führer ...!! La idea le atrae y decide llevarse consigo a los mejores. Al amanecer del 24 de abril de 1945, los voluntarios franceses embarcan en ocho camiones, pero dos de ellos se perderan en el camino y regresaran a la base. Luego de atravesar, por el puente, el "Sakron Paretzer Kanal", se apean y siguen a pie. Los hombres de la Charlemagne son unos doscientos y se constituyen en batallón, conservando su nombre original. Los hombres son armados para la lucha callejera: Panzerfaust y Sturmgewehr. Una vez que entran en el "Kessel de la muerte", el cerrojo ruso se cierra. Por la noche los franceses llegan al pie de los abetos del bosque de Grünewald.

El 25 de abril, Krukenberg toma el mando de la División Nordland con 1.500 hombres. En el barrio de Neukölln, al sudeste, la defensa está tambaleando y es allí donde son enviados los franceses. Deben atravesar Berlín de Oeste a Este. Un oficial frances grita: "Es preciso que los berlineses se acuerden de nosotros !" Unos muchachos de la Hitlerjugend, montados en bicicletas, siguen a este batallon. En Berlín no queda otra cosa que unidades dislocadas de la Wehrmacht y de la Luftwaffe, "reforzadas" por viejos del Volksturm, zagales de la Hitlerjugend, bomberos y agentes de la Schupo. Tambien grupos de muchachas con el Panzerfaust al hombro marchan en primera línea.

Los franceses contactan con los daneses de la Nordland en la Hasenheide y ven que serán apoyados por algunos tanques, incluyendo a un poderoso Tiger, con su cañon del 88. Poco antes del amanecer del 26 de abril, los SS franceses avanzan sostendidos por los carros de combate. Los rusos reaccionan y sus ametralladoras entran en acción. Hay que saltar de puerta en puerta, de muro en muro, a través de las ruinas de las casas. La población civil, a medida que los SS avanzan, les recibe con alegría, con un vaso de agua o de té. No son pocos los que se asombran: "Unos SS franceses ! Qué sorpresa !". Las noticias que llegan son malas, pues a pesar de que los franceses han repelido a los soviéticos, estos han avanzado por los flancos. Las explosiones se suceden una tras otra.

[editar] Los rusos se acercan
El jefe de la Charlemagne tiene el pie atravesado de lado a lado. Los rusos estan a cincuenta metros del Ayuntamiento de la Ciudad de Neukölln, donde se encuentra el puesto de Mando de la Charlemagne. Hasta ese momento los rusos han perdido más de treinta tanques. Los mensajeros llegan con malas noticias: "Los T-34 están llegando a la Hermannplatz". Los soviéticos estan de esta forma a un kilómetro a la espalda de los defensores. Inútil es la defensa y deben replegarse por las dos únicas calles aun libres de enemigos. El "Tigre" cubre, con su cañon del 88, la retirada en orden de los SS, junto a una barricada de piedra, donde esperan el choque frontal con el enemigo. Pero también aparecen los Sturmgeschütze (cañones de asalto autopropulsados), que frenan el avance de los blindados rusos.

Llega la noche iluminada por cientos de explosiones. Llega una nueva orden de repliegue: hay que estrechar el dispositivo de defensa en torno a la Cancilleria. El batallon Charlemagne se toma un descanso en la cervecería Thomas-Keller, enfrente de la estación Anhalt. De las cuatro compañías al mando de Labourdette, Michel, Rostand y Weber, los efectivos, en su mayoria heridos, no llegan a cubrir numéricamente los de una sección. Entonces, en los subterráneos del Metro, en la Estación Stadmitte, F. y su jóven oficial da ordenes para organizar su unidad en pequeños comandos cazadores de tanques. El Oberjunker de Lacazae trae de vuelta a los supervivientes de la compañia de Labourdette, partida en la víspera para reforzar otro sector. Krukenberg da la orden para que el Battallon sea enviado al sector de Belle-Allienceplatz, para impedir a los rusos el acceso a la Cancillería.

El 29 de abril, los carros de combate rojos, atacan con furia apoyados por su artillería. El Unterscharführer Albert Brunot logra destruir, él solo, en unos momentos, cuatro T-34. Una nueva orden de repliegue es recibida, a causa de la intensidad del bombardeo y es necesario cubrirse con una línea provocada de incendios. A pesar de no haber probado bocado y tomado nada desde su llegada, los franceses se baten endemoniadamente y sus camaradas de la Nordland les hacen llegar varias botellas de buen vino. Cuatro oficiales han caído ya, entre ellos el Oberjunker Protopopov, un ruso blanco alistado en la Legión en el año 1942. En medio de esta atmósfera de apocalipsis, no se trata de otra cosa que de resistir. Al amanecer del 30 de abril, los franceses ya se baten a centenares de metros del bunker de Adolf Hitler. Todo empeora cuando los rojos atacan con lanzallamas. Es preciso replegarse en las ruinas de la RSHA (Oficinas de Seguridad del Reich).

[editar] Lucha cuerpo a cuerpo
El puesto de mando de la Charlemagne está ahora bajo tierra. A la luz de vela del solsticio, el Haupsturmeführer F. condecora personalmente a los mejores de sus hombres. Estos destruyeron más de sesenta T-34. Los sobrevivientes del batallón escapan de los rusos y conservan sus armas. Se deslizan por los subterraneos. Su jefe les anuncia: el Führer ha muerto. Los SS franceses van a la estación Potsdamerplatz, para intentar atravesar las líneas soviéticas por la noche.

Pero la mayor parte de los sobrevivientes seran descubiertos por una patrulla rusa y seran arrestados. Un soldado ruso al ver el escudo de la SS, de Albert Brunot le dispara sin miramientos un balazo en la cabeza. Sus camaradas deberan marchar hacia el cautiverio, atravesando Berlín, pero ellos son franceses y estos hombres no bajan la cabeza ante la presencia de los rojos y silban entre dientes la vieja canción que fue aprendida en tiempos, desde la llegada a los campos de instrucción de la Waffen SS: "Nosotros silbamos por montes y valles y el mundo entero puede a su placer maldecirnos o loarnos. Como le plazca a cada uno !"

Nota extraida de Metapedia.
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